por: Juan Carlos Pascual

Entre el 31 de agosto y el 15 de septiembre de este año se celebró en Perpignan el 25º certamen de fotoperiodismo “Visa pour l’image”, y tuve la suerte de poder visitar varias de las exposiciones oficiales que se mostraban al público.

Visa_01Lo cierto es que en un sólo día es harto complicado poder disfrutar con tranquilidad de estas exposiciones, así que hay que ir concentrado para recibir y absorber la mayor cantidad de información posible en el menor tiempo que puedas utilizar.  Aunque tal vez sea más recomendable elegir de antemano alguna de las muestras para así degustarlas con más tranquilidad.

Para mí lo más destacado de este año es sin duda la gran retrospectiva que sobre el legendario fotógrafo de guerra Don McCullin se podía visitar en la Église des Dominicains.  En ella se pueden ver parte de los trabajos más famosos del reportero, como el impresionante retrato de un soldado Visa_02en estado de shock tras superar un bombardeo en Vietnam o la visita a un campo de niños desnutridos en Biafra, con la imagen de un niño albino escuálido que se quedaría desde entonces en las pesadillas de McCullin.

El otro gran trabajo que quiero destacar es el “Todo irá bien” de la estadounidense Darcy Padilla.

En 2010 Padilla fue galardonada con el premio “W.Eugene Smith” por su inquietante reportaje “The Julie Project”, en el que narraba la vida de Julie Baird durante 18 años hasta la muerte de la retratada debida al sida.
Pues bien, lejos de quedar ahí, Darcy Padilla decidió seguir fotografiando al que fuera la pareja de Julie y a la hija que tuvieron en común, dejando en sus fotografías un retrato social sobre la pobreza, los lazos familiares inconexos y la realidad marginal que azota a una parte de la sociedad cuya existencia nos negamos a ver y procuramos mantener alejada.
Sin duda un ejemplo excepcional de fotografía comprometida.

A partir de aquí me quedo con la siempre espectacular muestra del “World Press Photo” con la polémica fotografía ganadora de Paul Hansen y con los leones de Michael Nichols, que mediante un artilugio manejado a distancia pudo documentar “La corta y feliz vida de un león del Serengueti” dejando instantáneas espectaculares por lo cercano de los retratos.

También a destacar “Shane y Maggie: retrato de violencia doméstica” de Sara Lewkowicz, un reportaje que me deja con dudas por lo explícito de algunas imágenes mientras la fotógrafa estaba presente; la retrospectiva del fotorreportero Joao Silva, quien sufrió la amputación de sus dos piernas al pisar una mina antipersona, o la magnífica “Las calles de Alepo” de Jérôme Sessini, un trabajo lleno de tensión en una zona de conflicto sin mostras apenas personas.

Visa_03 Y al hilo de este último trabajo dejo mis impresiones generales.  Después de ver tantas exposiciones, muchas de ellas de conflictos armados y fotografía de guerra, la sensación es de saturación en cuanto a este tipo de trabajos crudos y truculentos, que finalmente se terminan confundiendo unos con otros y pierden una parte importante de su identidad.  Tal vez comienza a ser necesario darle una vuelta de tuerca a ese tipo de fotografía, buscar caminos algo distintos para contar lo mismo. Sé que es necesario que se vean los efectos reales de esos conflictos para tomar conciencia, pero pienso que tenemos que reinventar los vehículos en que los mostramos para evitar la saturación que lleva a la indiferencia, buscar caminos como los de “Las calles de Alepo”, que como dije anteriormente destila una inusual tensión dramática en un escenario arrasado por las batallas.  A veces impacta más en el subconsciente ver una sábana colgada entre dos edificios haciendo de parapeto contra los francotiradores que ver un cadáver ensangrentado por fuego enemigo.

    Y esto es todo, estas han sido mis impresiones de la visita a una cita ineludible y que tenemos la suerte de tener relativamente cerca para poder disfrutarla.

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