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           Fotògraf convidat: Martín Zalba  He de decir (como he comentado en otros artículos que me han pedido) que, en mi caso, fotografía y música o música y fotografía, van de la mano. Ambas artes tienen muchos aspectos comunes que trabajo indistintamente. Procuro que mis composiciones musicales estén llenas de color, luces, sombras, textura... el sonido en mis obras está impregnado de esos ingredientes. Mis fotografías buscan evocar melodías, ambientes tranquilos o dinámicos, burbujas de tiempo atrapadas en un ambiente de luces o sombras. Soy persona a quien le gusta explorar terrenos desconocidos y por esa razón poco después de comenzar con la fotografía, me interesé muchísimo por la estética nocturna. En aquella época fui bastante pionero en España, prácticamente nadie hacía fotografía nocturna. En los foros donde yo participaba no se practicaba, hasta el punto de que en algunos me decían que eso no era fotografía... y hoy en día hay verdaderos especialistas, muchos de ellos comenzaron con lo que les enseñé y después ellos emprendieron su propio vuelo. Lo mismo me ocurre actualmente con la fotografía infrarroja, disciplina que me encanta, porque me resulta muy cercana a la pintura. En ella se refleja un mundo irreal, que no existe. Un mundo en el que la luz y el color son especiales, los puede modelar el fotógrafo a su gusto teniendo un gran margen de creatividad y plasticidad. Llevo varios años con ella y poco a poco van surgiendo seguidores (como ocurrió con la fotografía nocturna) Muy lentamente esta disciplina va teniendo aceptación estética entre el público, que muchas veces, al ser algo nuevo, no lo entiende de entrada, pero al que le gusta la sensación de luz y color en el primer golpe de vista, ese que lo es todo cuando miramos una fotografía. Me sentí solo cuando comencé con la fotografía nocturna (al no haber referencia de otros autores que la practicaran) y ahora también me ocurre con el infrarrojo. Hay veces que me siento solo en el momento de decidir el aspecto final que quiero dar a un trabajo infrarrojo. Siempre dejo reposar mis imágenes cuando he terminado la sesión de procesado y a los días las vuelvo a mirar para ver si en ese primer golpe de vista, me convence el resultado o sigo “cocinando” hasta que quedo conforme. Con mucha frecuencia reproceso fotografías antiguas y después comparo con las versiones original de aquel momento. Este acto me da mucha información sobre mi propia evolución. En muchos casos, las fotografías se vuelven más naturales y limpias que cuando las procesé por primera vez...  Objectiu AFOSANTS No16 | Setembre 2019 13 


































































































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